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martes, noviembre 11, 2025

Trump gasta 300 millones en baños de oro mientras EE.UU. se hunde

La Casa Blanca se convierte en Mar-a-Lago mientras el país enfrenta crisis económica

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TL;DR

  • Demolió el Ala Este de la Casa Blanca sin consulta pública para construir salón de baile de 300 millones
  • Renovó el Baño Lincoln con mármol y oro mientras prometía no tocar la estructura histórica
  • El costo del salón aumentó 100 millones respecto al anuncio inicial de julio
  • Empresas como Amazon, Apple y Google financian el proyecto mientras el país enfrenta crisis
  • Expertos advierten que la nueva construcción «eclipsará» la residencia original de la Casa Blanca

El baño de oro y la demolición que nadie pidió

«Soy bueno construyendo cosas», declaró Donald Trump mientras presentaba su última obra maestra: un baño de mármol y oro en la Casa Blanca. Según Excelsior, el Baño Lincoln fue «renovado con mármol y oro» reemplazando los azulejos verdes de estilo art déco que Trump consideró «totalmente inapropiados para la época de Lincoln». La ironía: mientras millones de estadounidenses batallan con la inflación, el presidente se preocupa por la apropiación histórica de los azulejos de un baño.

La demolición que prometió no hacer

En julio, Trump aseguró que el nuevo salón de baile «no interferirá con el edificio actual -será cerca de este, pero no lo tocará». Tres meses después, según The New York Times, el Ala Este de la Casa Blanca -que albergaba la oficina de la primera dama- fue reducida a escombros. Trump luego justificó que tuvo que ser «tumbada completamente para hacer bien el trabajo». El patrón es claro: promete una cosa, hace otra, y luego actúa como si siempre hubiera sido el plan.

300 millones para fiestas mientras el país se cae a pedazos

El costo del nuevo salón de baile escaló a 300 millones de dólares, 100 millones más de lo anunciado en julio. Excelsior documenta que entre los donantes están Amazon, Apple, Google, Meta y el gigante de defensa Lockheed Martin. Mientras tanto, según BBC, Trump «intentaba recortar la ayuda alimentaria durante el cierre del gobierno». La ecuación es obscena: empresas tecnológicas financian fiestas presidenciales mientras se recorta ayuda a quienes pasan hambre.

La Casa Blanca que Trump siempre quiso: Mar-a-Lago versión DC

No es solo el baño o el salón de baile. BBC detalla cómo Trump «llenó de oro el Despacho Oval, pavimentó el Jardín de las Rosas» y hasta instaló «un espejo gigante en la columnata del Ala Oeste, en el que se puede ver a sí mismo al salir del Palacio Oval». El escritor británico Peter York ya había tildado su estilo de «dictator chic» durante su primer mandato. Ahora, con la demolición del Ala Este, completa la transformación: la Casa Blanca como extensión de su ego.

El precedente histórico: Bonwit Teller y los frisos destruidos

Esta no es la primera vez que Trump demuele patrimonio histórico. BBC recuerda el caso de 1979, cuando compró los almacenes Bonwit Teller en Nueva York. Prometió salvar unos frisos de piedra caliza que el Museo Metropolitano quería, pero luego llegaron los martillos neumáticos y los pulverizaron. Trump insistió en que «carecían de valor» y proclamó que el revés era una «promoción fantástica» para su Torre Trump. El equipo de demolición, compuesto por migrantes indocumentados, demandó por las «horribles y terribles» condiciones de trabajo. Tras 15 años de litigio, Trump pagó para llegar a un acuerdo. La historia se repite, solo que ahora con el patrimonio nacional como botín.

La advertencia de los expertos que Trump ignoró

La directora del Fideicomiso Nacional para la Preservación Histórica, Carol Quillen, escribió una carta pidiendo detener la demolición hasta que los planos pudieran ser sometidos a revisión pública. Según The New York Times, Quillen estaba «profundamente preocupada» de que la nueva construcción de 8,400 m² «abrume a la propia Casa Blanca» de 5,100 m² y «altere el diseño clásico cuidadosamente equilibrado». Unos días después de enviar la carta, el Ala Este había desaparecido. Cuando se trata de su visión arquitectónica, Trump no consulta, solo demuele.

La pregunta incómoda: ¿quién paga la fiesta?

Mientras el salón de baile de 300 millones se financia con donaciones corporativas, BBC señala que Trump «aún no ha trazado un plan de diseño claro para la capital de Estados Unidos. Está haciendo ajustes y provocando». La pregunta que nadie en la Casa Blanca quiere responder: ¿por qué priorizar baños de mármol y salones para mil invitados cuando el país enfrenta crisis económicas que afectan a millones? La respuesta parece estar en el espejo gigante que instaló: Trump solo ve reflejado lo que siempre ha querido ver.


Fuentes consultadas:

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