TL;DR
- Trump se echó para atrás de asistir a audiencia clave sobre sus aranceles en la Corte Suprema
- Su secretario del Tesoro, Scott Bessent, confirmó que irá en su lugar ‘en primera fila’
- El presidente argumentó que su presencia sería ‘distracción’ para el caso
- Tribunales inferiores ya determinaron que Trump no tenía poder para establecer esos aranceles
- El caso podría definir el futuro de la política económica de su gobierno
El gran ausente
Donald Trump prometió que iría, dijo que quería estar ahí, pero al final se rajó. El presidente que presume de enfrentarse a todo y a todos no se presentará a la audiencia más importante sobre su política económica estrella: los aranceles. El Financiero reporta que Trump canceló su asistencia a la Corte Suprema este miércoles, donde se decidirá el destino de los impuestos a las importaciones que han sido el centro de su estrategia económica y exterior.
El remplazo de lujo
Mientras Trump se queda en casa, su secretario del Tesoro, Scott Bessent, ocupará su lugar. Y no cualquier lugar: «Voy a ir y sentarme —espero que en primera fila, y escuchar—; tener un asiento de primera fila», declaró el funcionario en Fox News. La imagen es reveladora: el jefe se ausenta pero manda a su principal asesor económico, lo que según El Financiero es «un indicio de la importancia que tiene el caso para el gobierno de Trump».
La excusa perfecta
Trump justificó su ausencia diciendo que «no se trata de mí, se trata de nuestro país» y que su presencia sería «una distracción». Curioso argumento viniendo de quien ha convertido su persona en el centro de toda discusión política. El mismo que no duda en aparecer en cualquier foro cuando le conviene, ahora dice que sería «distracción» en el caso que define su política económica más importante.
El problema de fondo
La Corte Suprema determinará si Trump se extralimitó al usar la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional para establecer esos aranceles. Y aquí viene lo jugoso: tribunales inferiores ya determinaron que el mandatario no tenía el poder bajo esa ley para establecer los aranceles, como los que recibió Canadá. Es decir, Trump podría estar operando fuera de la ley desde el principio.
La emergencia económica
Bessent, el remplazo de Trump, fue directo al grano cuando le preguntaron si su presencia podría verse como intimidación a los jueces: «Pueden decir lo que quieran. Estoy allí para enfatizar que esto es una emergencia económica». La frase suena a justificación desesperada. Si realmente fuera una emergencia, ¿no debería estar el presidente mismo defendiendo su política?
El verdadero mensaje
Trump ausentándose de esta audiencia manda varias señales: o no confía en que su caso sea sólido, o prefiere no enfrentar preguntas incómodas sobre la legalidad de sus acciones, o simplemente está reconociendo que los aranceles ya le están costando más de lo que valen. Mientras su gobierno se acerca a un posible cierre por falta de presupuesto, el presidente parece estar eligiendo sus batallas. Y esta, aparentemente, no es una que quiera pelear personalmente.
¿Y ahora qué?
La pregunta del millón: si Trump no puede defender sus aranceles en la Corte Suprema, ¿qué tan viable es su política económica? Los tribunales ya le dijeron que no tenía autoridad, ahora la Corte Suprema podría darle la estocada final. Y mientras tanto, el presidente prefiere mantenerse alejado del fuego cruzado. Algo huele mal cuando el que siempre quiere ser el centro de atención de repente decide que es mejor mantenerse en las sombras.


