TL;DR
- Sheinbaum logró otra prórroga arancelaria hasta noviembre
- La negociación gira en torno a 54 barreras no arancelarias pendientes
- México ya paga 25% de aranceles fuera del TMEC más tarifas sectoriales
- Las exportaciones crecieron 13.8% pese al proteccionismo de Trump
La llamada que evitó el desmadre… por ahora
Claudia Sheinbaum respira aliviada. Por lo menos hasta noviembre. Su llamada del sábado con Donald Trump logró lo que parecía imposible: otro respiro en la amenaza arancelaria que pende sobre 481,000 millones de dólares en exportaciones mexicanas. Según Nytimes, fue una conversación «muy breve» donde solo hablaron de lo comercial. Nada de migración, nada de seguridad. Como si esos temas no fueran la moneda de cambio favorita de Trump.
La mandataria salió de Palacio Nacional este lunes con el mensaje tranquilizador: «No hay ninguna situación en donde pudiera ver el 1 de noviembre algún arancel especial». Elpais lo resume como «se desactiva, por ahora, la amenaza». Ese «por ahora» es la parte que debería preocuparnos.
Las 54 barreras que nadie explica
El meollo del asunto son esas misteriosas 54 barreras no arancelarias que Sheinbaum menciona como si fueran obstáculos técnicos menores. Jornada las menciona sin detallar qué diablos son. ¿Regulaciones fitosanitarias? ¿Estándares laborales? ¿Requisitos ambientales? Nadie lo dice claramente.
Lo que sí sabemos es que Marcelo Ebrard anda en Corea del Sur en reuniones del APEC con sus homólogos estadounidenses. Mientras tanto, las exportaciones mexicanas siguen rompiendo récords: 56,488 millones de dólares en septiembre, un crecimiento del 13.8% respecto al año pasado. El 84% de todo lo que vendemos va directo al mercado estadounidense. Trump sabe que tiene a México en la palma de su mano.
El elefante en la habitación: ya pagamos aranceles
Aquí está lo que nadie quiere reconocer abiertamente: México YA está pagando aranceles a Estados Unidos. Según Nytimes, pagamos un 25% sobre las exportaciones fuera del TMEC, más tarifas sectoriales en automóviles, acero, aluminio y tomates.
La estrategia de Sheinbaum parece ser «cabeza fría» y diálogo. Pero cuando negocias con alguien que usa los aranceles como arma política, ¿realmente crees que va a soltar el arma porque le caes bien? Trump ya ha demostrado que los aranceles le sirven para conseguir victorias en seguridad, migración y comercio.
La otra cara de la moneda: las armas que sí llegan
Mientras Sheinbaum celebra que no hablaron de migración ni seguridad, Jornada reporta que el gobierno estadounidense incautó entre 400 y 500 armas que se dirigían a México. Es la ironía perfecta: ellos nos bloquean productos legales mientras las armas ilegales siguen cruzando.
Sheinbaum tuvo que salir a defender la soberanía nacional después de que Trump dijera que México está «gobernado por los cárteles del narcotráfico». Pero en la llamada del sábado, según Elpais, «los dos acordamos que íbamos muy bien. Incluso dijimos que vamos muy bien en seguridad, en migración, en comercio». ¿En serio?
¿Convencer a Trump o solo ganar tiempo?
La pregunta del millón: ¿Claudia Sheinbaum realmente puede convencer a Donald Trump? La evidencia sugiere que no. Lo que está haciendo es ganando tiempo. Ya van una docena de llamadas desde que Trump asumió, según Nytimes. Cada una termina en otra prórroga, otra extensión, otro «vamos a dar unas semanas más».
El verdadero costo de estas negociaciones no está en los aranceles que evitamos pagar hoy. Está en las concesiones que tendremos que hacer mañana. Trump no negocia por deporte – negocia para ganar. Y cuando alguien como Trump gana, alguien más pierde.
Mientras tanto, las exportaciones siguen creciendo contra todo pronóstico. El comercio bilateral se afianza pese al muro proteccionista. Quizás el verdadero milagro no es que Sheinbaum haya convencido a Trump, sino que la economía mexicana siga resistiendo este juego de la silla arancelaria donde la música puede parar en cualquier momento.


