Si el fútbol fuera una serie de Netflix, el episodio de esta noche entre el Manchester City y el Real Madrid tendría todo: drama, acción, giros inesperados y un Carlo Ancelotti que, con su ceja en modo zen, volvió a demostrar que en Champions, el Madrid es otra cosa. Los blancos se llevaron un 2-3 del Etihad en una noche en la que el City pagó caros sus errores y dejó la eliminatoria abierta, pero con un Madrid reforzado mentalmente.
Ancelotti, el hombre de hielo
Al término del partido, Ancelotti se mostró tan relajado como si acabara de tomarse un espresso en una terraza de Milán. «No se podía sentenciar la eliminatoria aquí. Tenemos una pequeña ventaja, debemos estar contentos», soltó con esa calma que exaspera a sus rivales. Y no es para menos. Si bien el Madrid se llevó el triunfo, el City tuvo momentos en los que dominó y puso en jaque a la defensa merengue. Sin embargo, cuando toca sufrir, este equipo sabe cómo salir adelante.
El técnico italiano destacó que «fue un partido completo», aunque no el mejor que ha dirigido en Champions con el Madrid. Y ojo, que decir eso teniendo en el currículum noches como la remontada ante el PSG o el infarto contra el City en 2022, es cosa seria.
La defensa nueva, pero cumplidora
Uno de los puntos clave del partido fue la improvisada línea defensiva del Madrid. «Los cuatro de atrás nunca habían jugado juntos, ni siquiera entrenado juntos», confesó Ancelotti. Y ahí es donde entra la magia blanca: cuando todo parece improvisado, funciona. Los centrales dieron un partidazo, Mendy y Valverde pusieron el pecho a las balas y el equipo supo sufrir sin perder la cabeza.
El City, fiel a su estilo, quiso asfixiar con la presión alta, pero el Madrid encontró la forma de salir. Y cuando no lo hizo, ahí estuvo un tal Lunin para recordarles a todos que, aunque se hable poco de él, es capaz de salvar partidos grandes.
La pancarta de la discordia y el Vinícius motivado
En la previa del partido, la afición del City desplegó una pancarta que decía «Deja de llorar tanto», en clara referencia a Vinícius y las quejas del Madrid por el Balón de Oro que se llevó Rodri en lugar del brasileño. ¿Cómo respondió Vini? Con un partido de alto nivel. Ancelotti, con su diplomacia habitual, dijo que si su jugador vio la pancarta, seguramente le sirvió de «motivación». Traducido: Vinícius jugó con el coraje que le conocemos, y en estos escenarios, suele ser letal.
El City y sus errores
Pep Guardiola sabe que el 2-3 es un resultado peligroso, pero lo que más le debe preocupar es que su equipo cometió errores puntuales que le costaron caro. En este nivel de Champions, fallar en la salida o perder balones en zonas clave es jugar con fuego. Y el Madrid, un especialista en aprovechar cualquier mínimo resquicio, no perdonó.
El técnico catalán tendrá que ajustar de cara a la vuelta en el Bernabéu, donde el City ya sabe lo que es sufrir. Si algo dejó claro el partido de hoy es que, por mucho dominio que tengan los de Guardiola, el Madrid siempre encuentra la manera de hacer daño.
¿Resultado trampa?
Ancelotti lo dejó claro: «El 2-3 es un resultado trampa, porque te puede llevar a bajar los brazos». Y tiene razón. Si algo caracteriza al City es que nunca está muerto hasta que suena el silbatazo final. No es la primera vez que los de Guardiola tienen que remontar una eliminatoria, y la vuelta en Madrid promete ser otro espectáculo de primer nivel.
Pero si algo dejó esta noche es la sensación de que el Real Madrid, en Champions, es como ese villano de película que nunca puedes dar por vencido. No importa si juega bien, mal o regular. Cuando suena el himno de la Champions, este equipo se transforma. Y eso, en una competición donde la mentalidad lo es todo, es un arma letal.