27.7 C
San Luis Potosí
martes, julio 22, 2025

Ricardo Gallardo y su acordeón

En San Luis, la justicia se eligió con acordeón en mano. Todo estaba cantado, excepto un candidato que prefirió desafinar… y aun así hizo ruido. Crónica de un frude electoral anunciado.

Destacadas

Entre Líneas
Entre Líneashttps://entrelineas.news
Noticias claras, análisis profundo. La verdad se lee Entre Líneas. #EntreLineas

TL;DR

  • El listado ganador del Supremo Tribunal de Justicia en SLP fue calcado del “acordeón” repartido por operadores del gobernador.
  • Morena también intentó jugar al títere electoral, pero perdió el hilo.
  • Participación ciudadana: un humillante 6%, pero eso no detuvo la repartición de poder.
  • Walter Espinoza, sin apoyo de partido ni gobierno, obtuvo 54,308 votos y superó a muchos “ungidos”.

Ya sabíamos que iba a pasar, pero no creíamos que fueran tan cínicos

Que nadie se haga el sorprendido. Las elecciones judiciales en San Luis Potosí no fueron una competencia, fueron una coreografía armada desde el poder. ¿La prueba? Los resultados finales coinciden al 100% con la famosa “lista” repartida por operadores políticos del gallardismo. El llamado “acordeón” fue más que una guía para el voto: fue el libreto de la obra.

Desde antes de que se abrieran las urnas, los votantes —esos pocos que se molestaron en ir— ya llevaban en la mano el resumen ejecutivo de lo que iba a pasar. Una hoja impresa con nombres y números. ¿Para orientar el voto? Ajá. Claro. Más bien para asegurarse de que cada casilla se convirtiera en una oficina de cumplimiento.

Y así fue:

  • 8 magistradas, los mismos nombres del acordeón.
  • 7 magistrados, los mismos, en el mismo orden.
  • Incluso los números en la boleta coincidían. ¡Ni para disimular!

¿Casualidad? ¿Mérito? ¿Justicia?
No. Se llama operación electoral desde el poder, y en esta ocasión, el gallardismo no falló una.

Acordeón de Gallardo resultó en esta farsa electoral
A partir de la línea guinda se ubican los candidatos impulsados por Morena; a partir de la línea verde, los ganadores promovidos por el gobernador Ricardo Gallardo y el Partido Verde.

Junta más gente un perrito atropellado

Con solo el 16% de participación, la elección judicial se convirtió en una caricatura de sí misma. El resto del padrón, es decir el 94% de la ciudadanía, decidió que no valía la pena ni salir. Pero eso no detuvo al sistema. Es como si hubieran dicho: “No importa cuántos voten, lo importante es quién reparte los acordeones”.

Morena quiso copiar… y ni eso pudo

Mientras los operadores del Verde se coordinaban con el gobierno estatal para alinear los votos, Morena hizo su propio acordeón. Intentó la misma fórmula: nombres, números, estructuras. Pero le faltó una pieza clave: estructura y poder de convocatoria.

No solo no ganó, sino que su lista fue barrida por la del gallardismo. Quisieron jugar al poder sin tener el control de la pelota. Resultado: Morena mordió el polvo, y sin siquiera hacer ruido.

Y en medio de esa maquinaria bien aceitada, apareció el error del sistema: el candidato 18, Walter Espinoza Huerta, un hombre sin partido, sin línea, sin padrino… y con 54,308 votos. Un número que, para cualquiera que no fue parte del acordeón, es una hazaña electoral.

No formó parte del listado oficial del Verde.
No fue apadrinado por Morena.
No figuraba en los chats de operadores ni en los mapas de movilización.

Y aún así, se coló entre los candidatos más votados. ¿Cómo? Porque conectó con la gente, así de simple. Porque mientras otros buscaban estructuras, él apeló al mérito. A su trayectoria. A su independencia.

Lo que hubiera sido con apoyo

Hagamos el ejercicio: si Walter Espinoza hubiera sido apoyado por Morena, o por el Verde, o por el propio Gallardo, con la estructura que eso implica, no sólo habría ganado… habría arrasado. Habría sido el primer lugar, sin acordeón, sin mapa, sin simulación.

Si Morena y sus operadores hubieran apostado por Walter Espinoza, hoy estarían celebrando algo más que una curul en la estadística: tendrían la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia del Estado (STJE). Con los 54 mil votos que obtuvo sin maquinaria ni estructura, solo hacía falta un respaldo real —no un “acordeón” más— para llevarlo directo al primer lugar de la elección. No es especulación, es simple aritmética política: con el impulso de Morena, Walter habría rebasado los 130 mil votos, dejando muy atrás a los favoritos del gallardismo.

Pero eligieron otra cosa. En lugar de subir a un candidato con mérito y respaldo genuino, prefirieron jugar a imponer a los suyos… y se quedaron sin nada. Porque mientras el Verde sí supo operar y ganar con su lista armada, Morena ni siquiera pudo colocar a uno. Walter Espinoza fue la oportunidad de redimirse con la gente, de demostrar que aún les importa la justicia. Y la dejaron pasar. Porque Walter no obedece, no se acomoda y no se deja usar. Y eso, al parecer, sigue siendo imperdonable.

Una victoria moral entre tanta obediencia

Su nombre quedó fuera de la lista ganadora, sí. Pero su número de votos habla más fuerte que muchos de los nombres que sí entraron. La ciudadanía —esa minoría que se atrevió a votar por convicción— sí lo eligió. El sistema, no.

Y eso lo convierte en una figura incómoda. Porque prueba que, aún sin ser parte de la mafia del poder (la real, no la de discurso), hay candidatos que pueden competir con legitimidad. Sólo que no los dejan ganar.

Si todo estaba escrito desde un “acordeón”, ¿para qué abrir las urnas? ¿Para qué llamar a votar? ¿Para qué fingir que se elige, si lo único que se hace es cumplir con la farsa?
Walter Espinoza es la excepción que confirma la regla: en este país, el mérito estorba cuando no obedece.

Autor

  • Entre Líneas

    Noticias claras, análisis profundo. La verdad se lee Entre Líneas. #EntreLineas

- Publicidad -spot_img

Más noticias

- Publicidad -spot_img

Últimas Noticias