TL;DR
- Comando armado atacó a policías durante patrullaje rutinario en zona despoblada
- Tres camionetas abandonadas tenían reporte de robo con violencia en Nuevo León
- Los agresores huyeron en otro vehículo tras falla mecánica que obstruyó la brecha
- Autoridades localizaron inmueble abandonado que podría ser usado para actividades ilícitas
- El Altiplano potosino se ha convertido en ruta alterna para el trasiego de drogas
El modus operandi que ya conocemos
Otra vez la misma película, pero con diferente escenario. Este viernes, mientras elementos de seguridad realizaban un «recorrido de rutina para disuadir actividades delictivas» en el Altiplano de San Luis Potosí, un comando armado decidió que no estaban de humor para ser disuadidos. Unotv reporta que los uniformados circulaban por un área despoblada cuando fueron atacados por un grupo que viajaba en una caravana de vehículos todoterreno. Al marcarles el alto, los sospechosos respondieron con disparos, desatando una persecución con intercambio de fuego que se prolongó varios minutos.
La caravana de la impunidad
Lo verdaderamente revelador no es el enfrentamiento en sí, sino lo que quedó atrás: tres camionetas abandonadas que cuentan toda una historia de impunidad. Una con placas de Querétaro, otra de Morelos y una tercera sin matrícula. Las tres unidades tienen reporte de robo con violencia en Nuevo León. Sí, leyeron bien: vehículos robados en un estado, circulando impunemente en otro, y atacando a policías en un tercero. ¿Dónde están los controles? ¿Dónde está la coordinación interinstitucional?
La geografía como cómplice
El Altiplano potosino no fue elegido al azar. Su geografía accidentada y baja densidad poblacional lo convierten en el patio de recreo perfecto para grupos criminales. Como bien señala Unotv, esta región se ha convertido en una ruta alterna para el trasiego de drogas. Los criminales conocen el terreno mejor que las autoridades, y lo usan a su favor.
La fuga que habla por sí sola
El detalle más absurdo de todo este operativo fallido: los agresores lograron escapar porque una de sus camionetas presentó fallas mecánicas que obstruyeron el paso en la brecha de terracería. ¿Se imaginan? No fue la pericia táctica ni la superioridad numérica lo que les permitió huir, sino una simple falla mecánica que bloqueó el camino y les dio tiempo para subirse a otro vehículo de la caravana delictiva. Los policías quedaron varados en el sitio, viendo cómo se esfumaban sus agresores.
El patrón que se repite
Mientras las autoridades «reforzaron los patrullajes terrestres y aéreos» después del hecho, los criminales ya estaban planeando su siguiente movimiento. Durante la inspección del camino, las fuerzas de seguridad localizaron un inmueble abandonado que fue resguardado para su investigación, dada su «ubicación estratégica» que podría haber sido utilizada para actividades ilícitas. Hasta el momento, cero detenciones.
¿Quién está realmente en control?
La pregunta incómoda que nadie quiere responder: si un grupo puede moverse con vehículos robados de tres estados diferentes, atacar a policías en pleno patrullaje, y escapar sin mayores consecuencias, ¿quién ejerce realmente el control territorial en el Altiplano potosino? Las autoridades anuncian «incremento sostenido de la vigilancia», pero los hechos muestran que los criminales operan con una libertad que debería ser motivo de vergüenza institucional.
Mientras tanto, la población de San Luis Potosí sigue atrapada entre la retórica oficial y la cruda realidad de que los grupos criminales se pasean por su territorio como si fuera suyo. Y lo peor: con cada enfrentamiento que termina en fuga, su sensación de impunidad crece.


